lunes, 12 de mayo de 2014

Lo iba a seguir posponiendo, pero ya me mudé y quedaba viejo.

Y me agoto mental y emocionalmente de pensar que no sé qué escribir, teniendo tantas ganas de hacerlo. Será que no sólo me dejaste sin ganas de hacer compulsivamente chistes como siempre, que me siento tan ajena, también me dejaste sin palabras. Obvio que en el mal sentido, como siempre hacés. Bah, hacías, ya no más. Un día te levantás y ya no existe, me dijo mi amigarmana. Y así fue, contra todo pronóstico. Y ahora, qué?  Hay un sentimiento de vacío similar a cuando no te gusta nadie? Por qué necesito llenarme con eso? Nadie me gusta, subí mucho la vara y ahora es difícil bajar. Por eso me enamoro de gente que no existe, me hizo notar la más colorida de mis amigas. Y sino, me pongo a histeriquear con algún pendejo que me admire un poco, para sentirme bien y no engancharme. Pero no me llena. Y a veces, como hoy, me descubro casi llorando porque uno de los pendejos anuncia con bombos y platillos un noviazgo en Facebook, cuando en realidad no me duele eso. Me duele el orgullo.
Qué es esto? Algo que escribí un día y la indeterminación que me caracteriza me hizo abandonar. Será una vez más de las que pospongo las cosas. No me alcanza con el feliz y hermoso botón de “posponer” de la  alarma del celular que uso como despertador. Y parece que somos dos, en esta vida, las que andamos posponiendo cosas, que primero hago esto, para después poder hacer lo otro. Y la cultura del presente? Y el Carpe diem? Y el disfrutar el momento? Lo pospusimos, toda la vida.
Porque no sé qué nos trajo ni como vinimos a la cotidianeidad de la posposición de cosas, o cómo se llame. Y de repente nos encontramos con una biblioteca llena de libros a medio leer con dueños no del todo definidos. Con CDs en cajitas equivocadas que dijimos que un día íbamos a ordenar. Pero primero seguro había otra cosa que hacer. Y acá estamos, existiendo, en el futuro distante que no llega y que depende de tantas cosas previas que tenemos que resolver. Quién nos viera comiendo torta, que fue la primer determinación que pudimos tomar, sin tener que posponer nada. Porque ahora que nos cae la ficha de la mudanza, ahora que nos tenemos que ir de este departamento que queremos y mucho, me doy cuenta, que era verdad. No puedo saber si me voy a llevar la cama, si no sé con qué espacio voy a contar en mi nueva casa. No puedo saber cerca de quién voy a vivir, ni cuánta plata le tengo que pedir a mi viejo para hacer el papeleo. Porque lógico, pospuse y la guita no me va a alcanzar para entrar a alquilar sin pedir socorro.
Y así posponiendo cosas, es que pospongo seguir escribiendo. Es que le digo a mi amiga que tengo que salir más, que esto de laburar en casa está buenísimo, pero necesito socializar. Que así encerrada es imposible conocer gente. Pero le digo que estoy cansada a la primer propuesta de birra de domingo por la tarde. Ni después de un buen susto de una jugarreta de mi cabecita, ni de una noche descocada, cambio de accionar. Y hoy nos hicimos las que embalábamos las cosas, pero volvimos a poner las cajas de zapatos en la parte alta del placard. Porque parece que esto es en lo que me va bien.  Y la que me lo hace notar más, porque lo vive en carne propia pero a plena y engorrosa conciencia, es mi amiga, tan fresca, yo la veo tan simple, tan orientada. Y se siente perdida, pero, es esto, este momento de posposición, cuando terminemos de hacer todo lo que tenemos que hacer, seguro vamos a estar bien, no?


2 comentarios:

GLAM RADIO 101,5